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Acerca de la Maison Mère

Mientras la Familia Vicenciana crece en todo el mundo, París sigue siendo su centro histórico. Nuestra Casa Madre, nuestra Maison Mère, está en una posición única para servir como el lugar donde la Familia explora, diseña y se compromete a tejer más cooperativamente una red de caridad y justicia para que las personas que viven en la pobreza y sienten sus efectos de forma más profunda lleguen a vivir plenamente la dignidad que Dios les ha dado.

La Maison Mère está aquí para acoger a otras organizaciones misioneras, a peregrinos, a participantes de retiros y a quienes deseen estudiar a San Vicente y su legado. Disponemos de habitaciones acogedoras, comidas deliciosas, espacios con tecnología y conexión, y salas de reunión flexibles. Aquí ayudamos a las personas de fe a crecer en santidad y en su capacidad para servir, para cumplir su misión. San Vicente no lo querría de otro modo.

Una breve reseña histórica

de la Maison Mère

  • 1632-1792: el priorato de Saint-Lazare se convierte en la primera sede real de la Congregación.
  • 1792: Saint-Lazare es confiscado durante la Revolución Francesa.
  • 1817: El Gobierno asigna a la Congregación el número 95 de la rue de Sèvres.
  • 1826: Comienza la construcción de la capilla de San Vicente de Paúl.
  • 1827: El arzobispo de París consagra la capilla.
  • 1830: Las reliquias de San Vicente de Paúl son depositadas en la nueva capilla.
  • 1855-1860: Se amplía la Capilla de San Vicente.
  • 2006: El Estado francés transfiere la propiedad de la Maison Mère a la Congregación de la Misión.
  • 2019: Comienza la planificación de la renovación de la Maison Mère.
  • 2021: Comienza la renovación de la Maison Mère.

Acerca de la Congregación de la Misión

El 25 de enero de 1617, Vicente de Paúl predicó la primera misión, que señaló como el comienzo de la Congregación de la Misión. Más de cuatrocientos años después, los sacerdotes y hermanos vicencianos continúan lo que él comenzó en un esfuerzo por cumplir la llamada de Dios y la visión de San Vicente.

La Congregación de la Misión está llamada a una forma de vida apostólica, sirviendo como discípulos misioneros enviados con alegría al mundo.

Como miembros de la Iglesia y de la Congregación, los Vicencianos comparten con todos los bautizados la llamada de Dios a ser enviados en misión, y sirven como hijos de San Vicente de Paúl proclamando el Reino de Dios a los pobres, sirviéndoles y revistiéndose de Cristo a través de ellos.

Con toda la Iglesia, están llamados a evangelizar imitando de la manera más cercana posible a Cristo misionero y predicando y construyendo comunidades de fe especialmente entre los pobres. También trabajan en la formación del clero y de los laicos para que participen en la evangelización de los pobres.

Su labor está directamente orientada a los pobres, con el sueño de identificar y erradicar las causas profundas de la pobreza.

Para cumplir su misión, la Congregación de la Misión abraza la llamada a la renovación continua a través de la formación permanente, el estudio y la oración, siempre atentos a la voz del Espíritu Santo.

La predicación de las misiones populares, obra primaria de la Congregación, sigue siendo un sello distintivo del ministerio vicenciano, como lo fue en el corazón de San Vicente.
El lema de la Congregación es:

« Evangelizare pauperibus misit me. »

(Me ha enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres)

Lc 4, 18.

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Acerca de San Vicente de Paúl

San Vicente de Paúl nació en Pouy, Francia, el 24 de abril de 1581, y fue ordenado sacerdote el 23 de septiembre de 1600. Vicente se dedicó por entero a aliviar el sufrimiento de los pobres. Para esta causa, creó en 1617 las Cofradías de la Caridad, más tarde conocidas como las Damas de la Caridad. En 1625, fundó la Congregación de la Misión, su comunidad de sacerdotes y hermanos. Con Luisa de Marillac, cofundó las Hijas de la Caridad en 1633. Vicente murió en París el 27 de septiembre de 1660 y fue canonizado en 1737. El Papa León XIII lo declaró patrón de todas las obras de caridad.